Viajar es vivir

Viajar como alimento de un escritor

¡Hola! Es un placer saludarte. Hoy quiero contarte del viaje a California que realicé en meses pasados. Y cómo me ayudo a despejarme y elegir la siguiente historia que publicaré. Como sabrás, por mis redes sociales, mi hermana vive en San Francisco y ella y su esposo me invitaron a pasar un par de meses con ellos; era mi primer viaje al extranjero desde que inició la pandemia. Así que tan pronto como pude acceder a la vacuna, programé el viaje. No creas que fue fácil para mi abordar un avión y llegar al populoso aeropuerto de Los Ángeles doce horas después, el temor al contagio y la cantidad de gente en el aeropuerto me ocasionaron un tris de ansiedad que, luego de atravesar los controles migratorios, olvidé por completo. Me reuní con mi querida hermana y su mejor amiga, que se rehusa a salir en fotografías que pueda compartir en redes, y nos dedicamos a divertirnos en Los Ángeles; la ciudad está un poco cambiada desde mi primer viaje hace años, pero sigue siendo encantadora.   Visitamos Beverly Hills, Rodeo Drive, el obligado recorrido por El paseo de la fama de Hollywood, el Observatorio Griffith, Santa Mónica y las playas de Venice que no me causaron gran impresión. El domingo nos fuimos por carretera hasta Pleasanton, cerca a San Francisco, es un área tranquila con mucha vegetación, casas hermosas y rodeada de viñedos. Allí pude olvidarme del COVID por un buen tiempo. Compartí con mi hermana, disfruté de las degustaciones en los diversos viñedos y lo que me causaba más placer, caminar hasta el centro de Pleasanton y sentarme en una de las mesas exteriores de Starbucks y disfrutar de un café mientras veía la gente pasar. Luego volví a casa, observando las viviendas, la vegetación que a medida que pasaba el tiempo iba cambiando sus colores. Disfruté de recorrer San Francisco, el Pier 39 y su deliciosa comida mientras observaba los leones marinos retozar en el muelle, gocé de los bellos paisajes de Monterrey y de Carmel, uno de mis lugares favoritos en el mundo, y degusté su deliciosa comida.   En Sausalito me ocurrió algo muy curioso, no lo conocía de mis anteriores viajes, pero en cuanto lo vi, experimenté una especie de Déjà vu, fue increíble, era como si hubiera vivido en ese lugar, aún hoy me impresiona lo que sentí. Puedo decir que fui muy afortunada de poder disfrutar de este viaje donde me llené de ideas y tomé la decisión que llevaba mucho tiempo dando vueltas en mi cabeza ¿cuál será mi próxima publicación? Pues elegí seguir con la serie Caballeros de la regenciay desde ya espero que te guste. De ella hablaré en un próximo correo donde revelaré datos importantes. Un abrazo fuerte, Isabel    

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